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Hagamos un recuento histórico. Cuando se empezaron a usar los sistemas informáticos, cada aplicación almacenaba los datos en su propia estructura. Esto era un arma de doble filo porque cuando los diseñadores necesitaban crear aplicaciones para usar esos datos, no contaban con mucha información sobre dichas estructuras lo que los retrasaba y permitía, incluso, la pérdida de información valiosa. Además, estas estructuras de datos eran ineficaces, costosas de mantener y difíciles de optimizar por lo que la aplicación no lograba tener un buen rendimiento.

El mercado tecnológico evoluciona con rapidez y aunque eso es positivo para la calidad de vida y el desempeño de las sociedades, en muchas ocasiones pasa desapercibido conceptualizaciones que fueron llamativas y siguen siendo una constante aún en nuestros días.

Los dos últimos años han resultado ser un punto de inflexión para las compañías de todo el mundo: Adaptarse tecnológicamente para sobrevivir al contexto e involucrar recursos que impulsen el bienestar y productividad de sus colaboradores han sido máximas irrefutables. En ese escenario, la nube se impuso como la aliada estratégica de los negocios al proveerles grandes ventajas en materia de almacenamiento y seguridad en sus operaciones.

Hace una década cuestiones que hoy son esenciales para las empresas, como el desarrollo y modernización de aplicaciones, resultaban siendo tareas muy complejas al requerir perfiles profesionales escasos en el mercado y herramientas costosas y limitadas únicamente para las compañías con buenas arcas financieras. Esto cambió; el auge del cómputo en la nube significó una nueva manera de hacer las cosas para bien de las organizaciones y sus consumidores. Descubra aquí cómo y por qué.

Digiware nació en 1996 como una apuesta para hablar sobre seguridad informática. Hoy es una multinacional que tiene presencia en más de 10 países y sus soluciones automatizadas son el siguiente paso en el análisis, detección y contención de amenazas para las compañías.